La Comisión Internacional del Apostolado Educativo de la Compañía (ICAJE) lanzó principios, directrices y valores para apoyar a las escuelas que querían hacer vida la pedagogía ignaciana en sus aulas y en sus profesores, difundiendo el paradigma pedagógico: Contexto, experiencia, acción y reflexión y evaluación.
De aquí se derivan dos tareas de ICAJE:
–
Fundamentar el paradigma
–
Difundirlo entre los profesores
Para esto se reunieron en Roma delegados de 26 países a fin de encontrar líneas comunes para todos.
Lo anterior con el ideal de formar hombres y mujeres que se distinguen por su competencia, integridad y espíritu de servicio y como escuelas ignacianas tengamos una identidad y dirección compartidas.
Las metas y objetivos de la Compañía de Jesús, conllevan una metodología ecléctica y una pedagogía abierta que se unifican en el objetivo de impartir una formación integral, moral, social, intelectual y religiosa de la persona.
La relación maestro-alumno entonces, es la clave central y el maestro es fundamental en el proceso educativo. ¿Cómo concibe el aprendizaje el maestro? ¿Cómo mueve a los alumnos a buscar la verdad? ¿Qué espera de cada uno?
La integridad e ideales del profesor como ejemplo –dice Kolvenbach- están por delante de su ciencia o metodología. El ejemplo es el medio apostólico más poderoso para ayudar al alumno a crecer en valores positivos y ese ejemplo, debe ser liderado por los equipos directivos que lo sostienen y le dan fuerza.
Prólogo
ICAJE, después de un largo proceso de análisis y estudio con una red de expertos en educación de todos los continentes, llegó a la construcción de un PROYECTO PEDAGÓGICO IGNACIANO,que incluye:
1.
Un documento introductorio sobre el Paradigma Pedagógico Ignaciano como desarrollo práctico de las “características”
2.
Un programa de preparación del profesorado con duración de 3 a 4 años a fin de lograr la progresiva capacitación y familiarización con los enfoques ignacianos.
Notas Introductorias
Formular una Pedagogía Ignaciana práctica
1.
Este documento es un desarrollo de las “Características de la educación en la Compañía de Jesús” con el fin de formular una pedagogía práctica congruente con dicho texto.
2.
Unificar y concretar principios
El Paradigma Pedagógico Ignaciano aquí propuesto, ayudará a unificar los principios enunciadons en las “Características de la educación en la Compañía de Jesús”
3.
Paradigma Pedagógico Ignaciano con carácter universal
La responsabilidad de hacer las adaptaciones culturales se realizan mejor a nivel local, según las necesidades contextuales, por lo que unifica a todas las escuelas ignacianas es el paradigma pedagógico, que ayuda a profesores y alumnos a enfocar su trabajo para que sea sólidamente académico y a la vez formador de “hombres y mujeres para los demás”.
4.
Aprendizaje de valores dentro de los currículums existentes
Este método de integrar a la currícula existente los valores ignacianos, permite que sea eficaz y congruente con las “características de la educación en la Compañía de Jesús” y no sobre satura los contenidos existentes.
5.
Instrumento útil para toda forma de educación
No solo para la educación formal, sino cualquier otra escuela que decida llevar el paradigma ignaciano a sus aulas.
6.
Pedagogía humana universal
Aún aquellos que no comparten la fe pueden hallar expectativas válidas en este documento ya que es profundamente humano y consecuentemente universal.
7.
Método ecléctico enriquecido por la experiencia
La pedagogía ignaciana nace ecléctica desde la aparición de la Ratio Studiorum, un código de educación liberal que llegó a convertirse en norma para todos los colegios.
8.
Pedagogía abierta
Una característica constante de la pedagogía ignaciana es la continua incorporación sistemática de aquellos métodos tomados de diversas fuentes que pueden contribuir mejor a la formación integral, intelectual, social, moral y religiosa de la persona.
9.
Proyecto integral de renovación y capacitación de educadores
Este texto debe acompañarse de programas prácticos de capacitación personal que ayude a los profesores a asimilar cómodamente un sistema de enseñar y aprender el Paradigma Ignaciano y otros métodos que faciliten su uso.
10.
La relación profesor-alumno es la clave de la formación
El Proyecto Pedagógico Ignaciano se dirige en primer lugar a los profesores porque en el trato con estos se hacen realidad metas y objetivos de la educación de la compañía.
¿Cómo se relaciona el profesor con sus alumnos, cómo concibe el aprendizaje, cómo moviliza a sus alumnos en la búsqueda de la verdad, qué es lo que espera de ellos, la integridad e ideales del profesor. Todos estos elementos tienen enormes efectos formativos y Kolvenbach lo sitúa por delante de la ciencia u oratoria del maestro.
11.
La pedagogía ignaciana implica una visión global.
La pedagogía, arte y ciencia de enseñar no se reduce a una metodología, debe incluir una perspectiva del mundo y una visión de la persona humana ideal que se pretende formar.
La pedagogía ignaciana asume una visión global y da un paso más sugiriendo modos más explícitos por los que los valores pueden integrarse a la educación.
12.
El objetivo último de la educación en la Compañía de Jesús es el crecimiento global de la persona.
Kolvenvach explica que la promoción intelectual es importante para preparar a los alumnos en una profesión que los hará líderes cristianos, sin embargo, el objetivo último es el crecimiento global de la persona que lleva a la acción inspirada por el Espíritu: hombres y mujeres para los demás.
Todo lo cual insta a los alumnos a la comprensión reflexiva y vivificada por la contemplación, y los invita al dominio de sí, a la iniciativa, integridad y excelencia. Al mismo tiempo los ayuda a discernir las formas de pensar superficiales e indignas y sobre todo peligrosas para el mundo al que ellos y ellas están llamados a servir.
13.
Formar líderes en el servicio y la imitación de Cristo
Hombres y mujeres para los demás (Arrupe), Personas equilibradas, intelectualmente competentes, abiertas al crecimiento, religiosas, compasivas y comprometidas con la justicia en el servicio generoso al pueblo de Dios.
14.
Desarrollar las propias potencialidades e intentar una excelencia humana y cristiana.
Tratar de lograr una excelencia cuyo modelo es el Cristo del Evangelio, que respete la dignidad de la gente y la santidad de la creación.
Si deseamos que nuestra educación impacte positivamente a la sociedad, debemos lograr que el proceso educativo se desarrolle tanto en el plano moral como en el intelectual.
No queremos un programa de indoctrinación que sofoque el espíritu, ni tampoco cursos teóricos especulativos ajenos a la realidad.
Se necesita un marco de referencia para investigar el modo de afrontar los problemas significativos y los complejos valores de la vida.
15.
Hacia una pedagogía por la fe y la justicia
Educación humanista que evita la distorsión del utilitarismo.
Los jóvenes deberían sentirse libres para seguir el camino que les permita crecer, no con fines excesivamente utilitarios que nos llevarían a la extrema competencia y la obsesión por el propio yo.
Un profesor ignaciano, tratan de presentar temas académicos desde una perspectiva humana, enfatizando el descubrimiento, el análisis, las relaciones, los hechos, las intuiciones, conclusiones, soluciones e implicaciones que se concretan en cada disciplina y sacan a la luz lo que significa ser persona.
16.
Jesús, ideal humano y modelo de relación con los hombres
Jesús nos enseña que nuestra realización plena se logra por nuestra unión con Dios, que se busca y alcanza en la relación amorosa, justa y compasiva con los demás.
17.
Formar personas para acoger y promover todo lo realmente humano.
La misión de la compañía está enraizada en la creencia de que un mundo nuevo de justicia, amor y paz necesita personas formadas en la competencia profesional, en la responsabilidad, y en la compasión, que trabajen por la libertad y dignidad de todos los pueblos y que quieran hacerlo en cooperación.
18.
Ayudar a respetar y comprender a otros
La educación en la fe comienza por el respeto a la libertad, al derecho y la capacidad de los individuos y de los grupos humanospara crear una vida diferente para sí mismos. Esto significa ayudar a los jóvenes a comprometerse en el sacrificio y la alegría de compartir su vida con otros ofreciendo no solo lo que tienen sino lo que son.
19.
Lograr una transformación radical para comprometerse con la fe y la justicia.
Alumnos competentes, conscientes y compasivos que buscan el mayor bien a través del compromiso con la fe y la justicia especialmente de los más pobres, oprimidos y abandonados.
20.
Formar hombres y mujeres para los demás a pesar de las dificultades actuales.
Aunque la administración pública nos ponga límites en los programas educativos y en la preparación del profesorado este es un objetivo esencial.
21.
Buscamos un modelo práctico para promover los objetivos de la educación de la Compañía.
Buscamos un modelo para saber cómo hemos de proceder para promover esos objetivos, un paradigma que clarifique el proceso de enseñanza-aprendizaje, que
aborde la relación profesor-alumno y que tenga un cracter práctico y aplicable a la clase.
22.
Transformación personal constante a través de la experiencia, reflexión y acción.
El jesuita debe estar en constante discernimiento prestando atención a la Palabra de Dios e inspirado en la tradición ignaciana.
Además, que dé paso a una transformación de lasmaneras habituales de pensar por medio de una constante interrelación de experiencia, reflexión y acción.